Descripción
La Kashaka es un sencillo instrumento musical que se toca en muchos países africanos. Dos pequeñas calabazas rellenas de semillas o similares, unidas por una cuerda flexible permiten crear gran variedad de ritmos. Además, desarrollan la ambidiestría, la sincronización hemisférica del cerebro, construyen masa muscular y potencian la flexibilidad en las manos, brazos, hombros y pecho. También se utilizan como herramienta de meditación.
Consiste en dos calabazas pequeñas llenas de piedras o semillas a modo de dos pequeñas maracas conectadas con un cordel.
La técnica para tocar la Kashaka es tomar una de las calabacitas con la palma de la mano, hacer pasar la cuerda entre los dedos índice y anular, moviendo la otra calabaza de manera veloz de un lado a otro de la mano, haciéndolas chocar, ello produce el sonido de golpe que la caracteriza.
Aprenderla a utilizar puede parecer complicado al inicio, una vez que se domina permite crear una gran variedad de ritmos. Además, hacer sonar la Kashaka ayuda a desarrollar la ambidiestría, la sincronización hemisférica del cerebro, a construir masa muscular y potenciar la flexibilidad en las manos, brazos, hombros y pecho.
También es utilizada como una herramienta de meditación ya que permite relajarse, reducir el estrés y hasta puede crear estados de trance.
Cada bola de la Kashaka la forma una pequeña calabaza hueca, generalmente del árbol Oncoba spinose. Cuando las calabazas se secan y caen, se recogen y se llenan de granos, piedras o, incluso en algunas zonas se rellenan de pequeñas conchas, se perforan para hacer pasar una cuerda que tendrá una longitud de entre seis y doce cm., en función dependiendo del tamaño de las calabazas.
En Malí solo las mujeres tocan las Kashaka puesto que se considera que este instrumento pertenece al reino de las mujeres.
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